lunes, 15 de enero de 2018

Terapia

Voy con mi hijo 
cada tarde 
a la terapia física 
son años 
que no
he ejercitado.
 
Cómo iba a hacerlo
si estaba acoplándome 
a esto de tener 
problemas neurofísicosescleróticos.

Al que vamos es 
de los pocos gimnasios 
para todo público 
que acepta a alguien 
en mis condiciones.

El primer día fue emotivo: los instructores
al finalizar el entrenamiento
me felicitaron por ir
por tener la voluntad de hacerlo.

Mi hijo también se ejercita 
combinamos 
nuestros tiempos.
 
Intento 
regresar de un infierno 
con cierta dignidad 
apoyándome 
solo no puedo.

Los dos nos animamos 
mi hijo tiene para largo 
en lo que quiera realizar. 

A veces me dejo llevar 
creo que se pueden superar esos terribles últimos años.


Y en algo
me animo.